jueves, 19 de agosto de 2010

Cómo cambiar las bolsas de colostomía





En ocasiones, por variadas razones, es posible que un paciente necesite llevar bolsas de colostomía, quizás por un tiempo o de forma permanente. Mientras están en el hospital los pacientes, se les educa todo lo posible en el manejo de las bolsas de colostomía, pero es cierto que en un primer momento puede parecer complicado.

Aunque hay varios tipos, básicamente las bolsas de colostomía constan de dos partes: la bolsa propiamente dicha y el apósito circular. Este apósito está diseñado para dañar lo menos posible la piel del paciente y aguantar pegado el

mayor tiempo, de manera que sea posible cambiar las bolsas muchas veces sin cambiar siempre de apósito, lo cual sería muy irritante para la piel.



Para cambiar una bolsa de colostomía necesitamos:

-el apósito circular y la bolsa de colostomía.
-una bolsa de plástico (para tirar los desperdicios)
-bastantes gasas
-suero fisiológico
-unas tijeras




Procedimiento

1. En primer lugar debemos medir la cirncunferencia del orificio en la piel. Hay paquetes de colostomía que traen una especie de regla medidora, pero se puede hacer a ojo simplemente. Una vez nos hacemos una idea de cómo de grande es el orificio, cortamos con las tijeras la circunferencia en el áposito circular (que lleva impresos círculos con diferentes medidas para usarlos de guía, ver figura 3).

2. El apósito pega mejor cuando está caliente, por lo que un truco es calentarlo un poco con un secador de pelo o ponerlo unos segundos en el microondas justo antes de usarlo. Una vez recortado el círculo y calentado el apósito, lo pegamos sobre la piel, rodeando el orificio.

3. Ahora sólo queda conectar la bolsa. Para conectarla y desconectarla, debemos usar una pequeña pestaña de sujeción que lleva la bolsa (ver flecha en la figura 1). Primero ajustamos la bolsa al apósito, y a continuación cerramos la pestaña hasta oír el clic que indica que ya está cerrada. Atención: debemos poner la bolsa de forma que sea lo más cómoda para el paciente y recoja bien las heces: con la bolsa cayendo hacia abajo y ligeramente inclinada hacia el exterior, para que caiga hacia el muslo del paciente.

Cuando queremos quitarle una bolsa que ya está llena, tenemos a mano la bolsa de basura y el suero y las gasas para tirar los desperdicios y limpiar y secar la piel del paciente si fuera necesario.

martes, 3 de agosto de 2010

La prueba del talón



Realizamos esta prueba a los bebés al poco de nacer para detectar a tiempo principalmente el hipotiroidismo congénito (así como otros trastornos metabólicos menos frecuentes), que de no ser tratado a tiempo provocaría un tipo de retraso mental y físico.


Para realizarla sólo necesitamos una lanceta o aguja, y las hojas destinadas a este fin que cada sistema sanitario prevee para esta prueba. Las hojas son dos pequeñas tarjetitas de papel de filtro con una serie de círculos que habrá que impregnar de sangre, y espacios para rellenar con los datos del bebé y la madre.

La prueba del talón es sencilla, pero, no vamos a negarlo, un poco desagradable para el bebé. Realizaremos la primera toma de muestra de sangre a las 48 horas de nacido el bebé. Lo mejor es que para realizarla llevemos al bebé a un lugar apartado de la madre y los demás familiares, ya que previsiblemente se pondrán nerviosos al ver cómo pinchas a su bebé, se asustarán por pensar que quizás le has pinchado mucho, etc.

Una vez tenemos al bebé bien tumbado en alguna mesa o lugar plano a buena altura, agarraremos su talón haciendo con el dedo gordo y el índice una rosca alrededor de su talón (como el símbolo de "OK"), para comprimir la sangre en este y que salga más fácilmente. Y llegado este punto, con una aguja o lanceta pequeña pero no demasiado, pinchamos con decisión en la planta del talón. Es típico que por querer evitar hacer mucho daño al bebé pinchemos superficialmente y salga poca sangre, con lo que luego será difícil llenar los círculos y quizás haya que pincharlo de nuevo, así que mejor ir con decisión.

Con las gotitas de sangre iremos tiñendo de rojo (hasta los bordes) los círculos del papel. Y listo. Pasados unos días (el número de días depende de la normativa de cada lugar, pero digamos que está entre 5 y 8 más o menos), se le repetirá por segunda vez, por parte de su pediatra, su centro de salud, etc.

Una vez con los resultados, el sistema sanitario contactará con los padres para hacerles llegar los resultados.

(Imagen extraida de http://www.renapred.com/, donde se puede leer más información sobre este tema).

sábado, 6 de febrero de 2010

Hidrogeles

Un hidrogel es un tipo de gel muy útil en el tratamiento de úlceras y heridas con tejidos esfacelados y necrosados. Sus virtudes son muchas:

-Asegura el ambiente húmedo en la herida (necesario para la regeneración) sin macerar.
-No daña los tejidos sanos ni el hueso
-Es calmante
-No hace daño al retitarlo (basta con lavarlo con suero fisiológico)

Nos viene muy bien en las úlceras por presión (UPP) y en las típicas úlceras del pie diabético, por ejemplo, en caso de que se necrosen y se llenen de esfacelos (esos tejidos de color amarillento-parduzco que impiden la regeneración de la piel; ver entradas con la etiqueta "curas"). Además, dada su consistencia, más sólida que un líquido pero más ligera que una crema, es sencilla de distribuir regularmente por la herida.

En mi hospital usamos el Varihesive hidrogel, que tiene las características que he comentado.

Forma de uso:

1. En primer lugar lavamos y humedecemos la herida con suero fisiológico (SF), procurando no humedecer la piel sana que rodea la úlcera, ya que podríamos macerarla sin querer.

2. Aplicamos el hidrogel. Normalmente vienen con una especie de punta de lápiz que adaptas al tubo y sirve de aplicador, pero si no lo tienes se puede sustituir con una jeringa. Le sacas el émbolo, la rellenas del gel, vuelves a meter el émbolo y listo. Con este truco podemos aplicar el gel con mucha precisión incluso en los recovecos.

3. Como ayuda a la curación, podemos usar un trozo de apósito de plata (como el Aquacel Ag), que servirá de antibiótico.

4. Cubrimos toda la cura con un apósito que conserve dentro la humedad.

5. Para que la cura vaya haciendo su efecto, no debemos cambiarla todos los días. En una herida con esfacelos, un margen de dos o tres días está bien, para que también el apósito de plata pueda hacer su efecto. Si la herida ya está en fase de granulación, la cosa ya va bastante bien y podemos dejarla sin tocar más tiempo, unos cinco o seis días. Y con paciencia, la herida será historia :)